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CIELO: Gemelos virtuales cósmicos

  • Foto del escritor: Patricia B. Tissera
    Patricia B. Tissera
  • 1 sept
  • 2 Min. de lectura
Gemelas virtuales de Galaxias
Gemelas virtuales de Galaxias

Cuando cuento que trabajo en simulaciones cosmológicas, muchas personas me preguntan: ¿de verdad se puede “simular” el Universo? La respuesta corta es sí. Con CIELO (Chemo-dynamIcal propertiEs of gaLaxies and the cOsmic web), generamos “gemelos virtuales” del cosmos para entender cómo nacen y evolucionan las galaxias dentro de la red cósmica: ese entramado de filamentos, paredes y vacíos que conecta todo.

¿Por qué simular? Porque observar el Universo es como ver fotos fijas en distintos momentos. En cambio, una simulación nos da la película completa: podemos seguir el gas que cae hacia una galaxia, ver cuándo se forman sus estrellas, cómo explotan supernovas que devuelven elementos químicos al medio, y cómo las fusiones entre galaxias van cambiando su forma y composición. Esos elementos químicos (oxígeno, hierro, etc.) son “huellas dactilares” que guardan la historia de cada galaxia.

CIELO es una colaboración con Grupos de Argentina y España. Además, estamos en estrecho contacto con centros como la Universidad Autónoma de Madrid, el Max Planck de Astrofísica (Múnich) y la Universidad de Durham, dentro de la red LACEGAL financiada por la Unión Europea. Este tejido de alianzas nos permitió sostener ocho años de desarrollo continuo.

Para correr estas simulaciones usamos supercomputadores. En Chile, el clúster Geryon del CATA y el NLHPC del CMM han sido pilares; también el Barcelona Supercomputing Center. Técnicamente, trabajamos con GADGET-3 (que incluye enfriamiento dependiente de metales, formación estelar y retroalimentación de supernovas), con SKIRT para generar imágenes sintéticas (cómo se verían nuestras galaxias con un telescopio) y con códigos propios para analizar millones de “partículas” de gas y estrellas.

¿Para qué sirve todo esto al público general? Primero, para entender. Nuestros resultados ayudan a interpretar lo que observan telescopios como el James Webb (JWST), el Observatorio Vera C. Rubin (que cartografiará el cielo cada pocas noches) y el futuro Extremely Large Telescope (ELT) en Chile. Por ejemplo, cuando Rubin detecte millones de galaxias, las simulaciones de CIELO permiten comparar “manzanas con manzanas”: qué esperar de sus brillos, colores y metales según el entorno cósmico. Segundo, para formar jóvenes investigadores. En el marco de CIELO hoy se desarrollan siete tesis de posgrado y se han concluido más de diez proyectos de pregrado, todos dentro del grupo EVOGALD4D en la UC, y con apoyo del CATA.

Desde mi experiencia, lo más emocionante de CIELO es que une ciencia y tecnología. Construir “universos virtuales” exige algoritmos eficientes, manejo de grandes volúmenes de datos y visualizaciones que cuenten historias comprensibles. Ese cruce abre puertas más allá de la astronomía: modelamiento, IA, ciencia de datos, incluso aplicaciones en la industria cuando se trata de simular sistemas complejos.

Desde Chile, con equipos locales y colaboradores internacionales, CIELO muestra que podemos mirar y entender el Universo con ojos propios, y compartir ese conocimiento con todos.

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